CRÓNICAS

"EL MEJOR DÍA DE MI VIDA"

Crónica basada en el caso de Junko Furuta, de 16 años, secuestrada en 1988 durante 44 días en los que fue abusada y golpeada por una banda de cuatro adolescentes vinculados con la mafia yakuza

Por Isidora Ortega (3° Medio B)

Junko Furuta
Junko Furuta


El mejor día de mi vida. Hoy finalmente es 5 de Enero de 1989, el día en que me mataron. Definitivamente hoy es el mejor día de toda mi vida, y te contaré el porqué. Nací el 18 de Enero de 1971 en Saitama, Japón, tengo 16 años, a pesar de que mi familia es pobre y muy esforzada, esto no me impidió ser la mejor de mi clase, soy muy estudiosa desde que tengo memoria, no me gusta mucho compartir con gente, tampoco quise tener novio, era muy pequeña, creo que ese fue mi primer error. Me dirigía un día normal hacia mi casa como de costumbre, hasta que me interceptaron 4 compañeros de clase: Miyari Hiroshi, Minato Nobuharu, Jo kamikasu y Watanabe Yasushi. Se rumoreaba que yo le gustaba a Hiroshi, pero el no a mí, así que nunca lo correspondí, creo que ahí va mi segundo peor error. Como te estaba contado, me interceptaron camino a mi casa, creo que dijeron algo de hablarme en privado, a lo que ingenuamente accedí, quizá fue por miedo, no lo recuerdo, Hiroshi pertenecía a la mafia más temida de Japón, las Yakuza, por ende, creí que el no llevarle la contraria sería lo mejor... tercer y último error. Todo iba bien en el camino, me llevaron a la casa de Nobuharu, le mintieron a sus padres diciéndoles que yo era su novia, la verdad no entendía el porqué, hasta que sucedió todo. Ese día, 25 de noviembre, ese maldito día, fue en el que me arrebataron la luz de mi alma. Supe que todo estaba mal cuando me obligaron a llamar a mis padres para avisarles que no me volverían a ver. Ahí comenzó el verdadero infierno, los 44 días más largos y horribles de toda mi vida. El primer día no fue tanto, sólo me violaron los 4 durante horas, creo que puedo soportarlo, pero no, pasaron 10 días más en los que las violaciones hacia mi persistían, me obligaron a introducirme cosas en donde no iban, después de 30 días me empecé a extrañar por qué no me dejaban ir, porqué se demoraban tanto ¿por qué yo? ¿Qué les hice? Para el día 30 me encontraba completamente abusada, desnutrida y sedienta, en cuanto les quise pedir comida, me obligaron a beber mi orina y comer cucarachas, todo aumentó, ya no solo abusaban de mí, sino me golpeaban repetidas veces, recuerdo que un día me colgaron con una cuerda y empezaron a golpearme entre todos, como un saco de boxeo, sus padres han de estar muy orgullosos por los gustos deportivos de sus hijos, oh, hablando de sus padres, jamás conocí a gente tan inhumana, ellos lo sabían todo, y no hicieron nada, supongo que le tenían miedo a Hiroshi, es entendible igual. Con el pasar de los días se empezaron a aburrir, así que llamaron a vecinos y amigos suyos a que viniesen a descargar su ira en mí, aproximadamente asistieron unas 100 personas, wow, 100 nuevos agresores, era un día especial, al fin conocí gente nueva. En 40 días sufrí aproximadamente unas 600 violaciones, y 25 tipos de tortura diferentes, sus padres deben estar orgullosos, después de todo, salieron muy creativos, siempre se las ingeniaron para golpearme más fuerte que el día anterior, en nuevos lugares, con nuevos objetos, todas unas mentes creativas. Personalmente no opino lo mismo, algunos castigos eran aburridos y repetitivos, por ejemplo, golpear mi cara contra el suelo, tomarme fotos, una vez me metieron un aparato pirotécnico y una lámpara en el recto, no terminó muy bien, recuerdo también que algunas veces me orinaban encima los 4 juntos, igual los entiendo, pobrecitos, no tenían un baño cerca y las necesidades no se controlan. Soltaron pesas en mi abdomen, recibí patadas, golpes en todas partes de mi cuerpo, hubo un día en el que me metieron en un congelador, tan empáticos ellos, quizá pensaron que tenía calor y quisieron hacerme un favor. Un día me rompieron los 2 brazos porque me pisaron, a veces me quemaban, entendible también, quizá tenían frío... Recibí tanto daño que ya no me podía el cuerpo, vomitaba todo lo que tomaba, me orinaba accidentalmente, claramente cuando eso pasaba recibía un castigo, tampoco creas que no intenté escapar, claro que sí, pero siempre me descubrieron, y terminaba siendo peor, en fin. Hoy finalmente es 5 de Enero de 1989, el día en que me mataron. Definitivamente hoy es el mejor día de toda mi vida, al fin se acabaría el sufrimiento, pero no sin antes un último castigo. Ese día ellos estaban aburridos, así que me invitaron a jugar un juego de piezas, en el que lamentable o afortunadamente, gané. Se enojaron tanto por mi victoria que empezaron a patearme entre todos, me quemaron también, no recuerdo mucho, sólo sé que empecé a convulsionar, y de repente dejé de respirar. Al fin dejé de respirar. Por mi mente sólo pasaban los momentos en el suplicaba me asesinaran, cada segundo viva era un verdadero infierno, pensaba también el porqué, ¿por qué yo? ¿qué les hice? ¿fue esto por haber rechazado a Hiroshi? ¿cómo era posible que hubiese tanta maldad en un humano? ¿eran acaso realmente humanos? No lo sé, sólo sé, que finalmente hoy mi sufrimiento ha cesado, pero no todo termina aquí, luego de ver mi cuerpo inerte, al saber que ya no les servía, fueron a un basural y me desecharon, pobrecitos, que será de ellos ahora si su pasatiempo favorito, espero que se encuentren bien. Pasó un año sin ningún rastro de mí, hasta que finalmente me encontraron y declararon a los culpables, fue un momento triste, ver la cara de horror de mi familia, se preguntaban las mismas cosas que yo. ¿por qué? De todas formas, esto fue inútil, al ser ellos 4 menores de edad sólo se les asignó 17 años de prisión, al día de hoy, se encuentran libres y con nombres nuevos, teniendo una nueva y agradable vida, la que me arrebataron a mí. Te lo cuento yo, porque Junko Furuta no puede. 

"UN AVE EN LLAMAS" 

Crónica basada en uno de los atentados terroristas suicidas cometidos la mañana del martes 11 de septiembre de 2001 en los Estados Unidos presuntamente por la red yihadista Al Qaeda que, mediante el secuestro de aviones comerciales para ser impactados contra diversos objetivos.

Por Javier Arias (3° Medio C)

Torres gemelas en llamas
Torres gemelas en llamas

Un día exactamente el 10 de septiembre del 2001 me encontraba en la cafetería de la ciudad, leyendo mi periódico y tomando un rico café. Sentía que tenía que darme unas vacaciones, estaba tan cansado, ser oficial de policía en Boston es tan agotador, cada día hay más gente de poco corazón que sigue haciendo maldades, ¿alguien las tiene que detener no? Y si, me toco a mí. Mientras estaba leyendo el periódico vi en él un anuncio de American Airlines, eran los vuelos programados para el día de mañana, el vuelo 23 iba a Los Ángeles, el 38 a las Vegas y el vuelo 11 se dirigía a Nueva York, cuando leí Nueva York quedé sorprendido, hace mucho tiempo que quería ir y conocerlo, además mi tía vivía allá, se me ocurrió una gran idea, la llamé, le dije que mañana me espere con una rica cena, porque iría a Nueva York a visitarla. Yo emocionado me levanté de mi mesa, pagué mi café, salí de la cafetería, subí a mi auto rápidamente, y me dirigí hacía el aeropuerto para comprar el pasaje hacía mi destino que tanto anhelaba, me imaginaba conocer todos esos edificios enormes, restaurantes de lujo, toparme con algún famoso, y muchos escenarios fantasiosos que estaban en mi mente. Ya comprado el pasaje, fui de vuelta a mi casa, mi perro Jake me estaba esperando hambriento, le di de comer, después me puse el pijama, me lavé los dientes y me fui a la cama impaciente por que sabía lo que me esperaba el día siguiente. Ya de día, suena mi alarma, me levanté rápidamente, le di de comer a Jake, tomé un rico desayuno nutritivo, plátano con miel, mi favorito para generar buenas energías, después alisté mis vestimentas, mis útiles de aseo y emprendería mi viaje. Antes de salir me acordé de mi chaleco anti balas, ya que siempre lo llevaba conmigo, pues me salvó en reiteradas ocasiones, era como un amigo de mucha confianza que te puede proteger aunque tú no lo desees, pero bueno, lo fui a buscar lo empaqué en la maleta, después me despedí de Jake y finalmente iba en dirección hacía el aeropuerto para abordar mi vuelo, aunque había muchísimo tránsito ese día. Ya estando allí, me senté en la sala de espera, ansioso porque mi turno de subir en el avión se acercaba, de pronto me dio un tic en el oído, no lo sé fue un pequeño presentimiento, a lo mejor pudo ser por las personas tan ruidosas que estaban esperando abordar, había un bebé llorando sin parar, y la madre no movía ni un dedo, yo solo quería callarlo de una vez, también había gente extranjera, colombianos y mexicanos que estaban cantando, la verdad es que cantaban muy bien, pero lo que más me enrabio fue cuando estaba subiendo al avión, ya que una persona proveniente del oriente, con su túnica y ese pañuelo que le tapaba la cabeza que son tan característicos de ellos, me empuja provocándome una caída, nadie le dijo nada, solo me levanté, entré al avión, busco mi puesto y me siento tranquilamente, nada ni nadie iba arruinar mi viaje, esa fue mi actitud. (1 hora más tarde) Me había quedado dormido, pero hubiera preferido nunca despertar, cuando abrí mis ojos todos los pasajeros estaban alborotados, gente gritando, bebés llorando e incluso personas desmayadas, yo no sabía lo que ocurría, mi corazón latía muy rápido, sentía que me ahogaba, mis pies no era capaz de moverse, ¡¿pero qué ocurre?!, cuando alcé la vista veo a 10 personas encapuchadas, armadas con cuchillos, estaban amenazando a toda la tripulación, fue ahí cuando me di cuenta de que la persona que me empujó antes de subir al avión era uno de ellos, tenían los mismos rasgos, la misma vestimenta y la misma cara de odio y maldad. Cuando por fin era consciente de lo que ocurría, me acordé de mi chaleco anti balas, lo busqué por doquier, al encontrarlo, me lo coloqué rápidamente y volví a mi lugar original. El avión ya no iba en dirección al aeropuerto de Nueva York, íbamos literalmente hacia el centro de la ciudad. Mi corazón estaba a mil por horas, no sabía qué hacer, se acercaba la hora de mi muerte, estaba en shock. Era un infierno ahí dentro, las personas lloraban, le rezaban a Dios, y cuando lo hacían, los terroristas les pegaban y los callaban. Ya habían pasado 10 minutos al menos cuando me asomé a una ventana del lado izquierdo del avión, y logré ver dos rascacielos iguales, le rezaba a Dios para que no fuéramos en contra de ellos y estrellarnos allí, pero no, creo que Dios no escuchó mis plegarias, ya que efectivamente íbamos en dirección hacía las famosas "Torres gemelas". Entré en desesperación grité como nunca antes, mis manos tiritaban, me agarré el pelo con mucha fuerza, finalmente cerré los ojos, esperando abrirlos y deseando que todo hubiera sido un sueño, pero no, era la realidad. Como dije, cerré los ojos justo antes de que el avión se estrellase en una de las torres, un fuerte pitido empezó a sonar en mi cabeza, al abrir los ojos vi una luz, pensé que era el más allá, ojalá así hubiera sido, sin embargo mi suerte no lo quiso así, ya que no era la luz del paraíso, era la luz de un edificio enorme derrumbándose, pero me dije a mi mismo, !¿por qué no estoy muerto?¡ !¿qué está pasando?¡ milagrosamente mi chaleco antibalas amortiguó el golpe en mis costillas y también fue el hecho de que estaba sentado en el último asiento del avión. Salí rápidamente de mi posición, no quise ni mirar a todas las personas caídas, tenía que salir muy rápido de ese lugar antes de que el avión estallará de nuevo y antes de que la torre se derrumbara. Estaba intentando salir, fui a la parte superior donde se encontraba el piloto, aunque ya no seguía ahí. Todos los tripulantes del avión habían muerto, estaba solo, además olía muy mal, mi entorno estaba rodeado de humo y me costaba respirar, si no hubiera salido de ahí rápidamente, lo más probable es que hubiera muerto ahogado, por suerte, encontré un hacha de emergencia detrás del asiento del piloto, al tenerla en mi posesión, golpeé con todas mis fuerzas en la ventana superior del avión, pude romper el vidrio, aunque la verdad era muy grueso, finalmente salí de la cabina del avión, y me encontraba en una de las oficinas del edificio, tuve que correr en busca de alguna escalera que me lleve al primer piso, ya que los ascensores no funcionaban. La torre estaba en llamas, había humo por todas partes, y también personas en el piso que no pudieron sobrevivir, sin embargo después de ver todo el caos que causó el golpe del avión, encontré unas escaleras, corrí hacía ellas, escalón por escalón bajaba lo más rápido que podía, fueron por lo menos 13 pisos, pero finalmente pude llegar al primero, estando allí logré visualizar la puerta principal de la torre la cual trate de romperla con toda mi alma. Bueno, por fin logré salir, en las calles habían policías por doquier, ambulancias, las personas corriendo, gritos y llantos, si en el avión era un infierno, en las calles era peor. ¿Te gustó la historia de Benjamín? Si, pero abuelo esto ocurrió de verdad? _Dice Benjamín. lamentablemente si, y ya han pasado 10 años. 

Profesora Laura Acuña Yañez - Colegio Providencia de Parral 
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